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Hay un mundo por saber acerca de los aceites esenciales, que podrían mejorar la calidad de vida de cualquiera si se utilizan bien y se sabe para qué sirve cada uno.
Los aceites esenciales han estado en el mundo por siglos y siglos, pero hoy en día se han vuelto más relevantes que nunca. Muchos se han dado cuenta que pueden ser usados para sanar y para ayudar al bienestar físico y emocional del cuerpo. Lo que sucede es que estos aceites no sólo huelen delicioso sino que, en efecto, curan a un nivel celular. Los aceites esenciales son líquidos volátiles destilados de plantas y partes como semillas, flores, frutas, tallos, troncos, raíces y hojas. Una tanda de aceite esencial puro puede tomar cientos de kilos de flores y hojas. Sus usos van desde achaques menores como una cortada hasta enfermedades mayores como el cáncer.
Es importante consultar un terapista cuando se quiera hacer uso de las propiedades de la aromaterapia. Al igual que cualquier medicina, los aceites tienen su propósito particular y sus efectos dañinos cuando no se administran de manera responsable.
Estos son algunos aceites comunes y sus usos:
Lavanda: es un aceite calmante que ayuda en los ataques de pánico, calma el sistema nervioso y se usa en quemaduras menores para aliviar la piel. Su uso común es rociado sobre la almohada o las sábanas o aplicado sobre el cuello, el pecho o las sienes para ayudar a tranquilizar a la persona antes de dormir.
Hierbabuena: con sólo ser inhalado despierta los sentidos y puede aumentar los niveles de oxígeno en la sangre. Una gota de hierbabuena es equivalente a 28 tazas de té herbal. Ayuda en la concentración y, cuando se combina con romero, el cuál ayuda a la retención de memoria, hace una combinación magnifica para trabajar. La hierbabuena también puede calmar un estómago adolorido y bajar la fiebre.
Limón: es usado como un tratamiento alternativo para remover verrugas y callos. Es un bactericida poderoso y trata cortadas menores y también heridas, puede abrillantar la piel opaca y ayuda con el sistema inmune.
Incienso: se usaba desde tiempos bíblicos y era el rey de todos los aceites. Este aceite ayudará a otros aceites a trabajar a un nivel más profundo para proporcionar más sanación. El incienso ha sido estudiado por su habilidad para matar celular cancerígenas, ayuda a combatir la inflamación de la piel y la urticaria y conduce a una mejor concentración y claridad.
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