Por: Tania Kleinfeld
Nuestro planeta es un
organismo vivo y nosotros formamos parte de él; si lo contaminamos, nos
contaminamos; si lo procuramos, nos procuramos a nosotros mismos; si cambia de
ciclo, nosotros cambiamos con él…Debemos parar de pensar y actuar como si fuera
un objeto del cual sólo se extraen bienes materiales, debemos aprender a sentir
como él siente, y así reconocer la vida y conciencia que lo habita.
Por simple que parezca,
considerar al planeta como un ser vivo tiene profundas consecuencias: implica
transformar hábitos de pensamiento y conducta profundamente arraigados y, por
lo tanto, una nueva relación entre el
ser humano y el medio ambiente, que, cabe recalcar, no son dos seres
independientes, es uno sólo.
Actualmente, es común
que los individuos no estén familiarizados con los problemas ambientales y no
tengan claro cómo participar en su comunidad para contribuir a la protección
del medio ambiente. Para cambiar esta realidad, es necesaria la creación de una
cultura ambiental a través de la educación, capacitación y creación de valores
ambientales. No es posible que exista cultura sin educación. La educación
ambiental es fundamental para la evolución del ser humano; sólo a través de
ella se logrará que los ciudadanos se hagan responsables de su contribución a
los procesos de degradación del medio ambiente, que se forme un compromiso
claro y consciente con la protección, conservación y aprovechamiento
sustentable de los recursos naturales.
Este debe ser un cambio
desde la raíz, no sólo desde la superficie. No basta con leer al respecto, ni
con planear y soñar con que algún día viviremos en armonía con el medio
ambiente. Llegó la hora de actuar, y para actuar hay que sensibilizar, para
sensibilizar hay que educar. La educación fortalece la independencia y autonomía
de las personas y permite la toma de decisiones informadas y responsables. A
través de la cultura ambiental se pueden impulsar procesos de capacitación,
profesionalización y formación ambiental que permitan a dichas comunidades,
contar con educadores y líderes para así lograr formar una ciudadanía crítica,
propositiva y participativa. La meta de la cultura ambiental es mejorar las
relaciones del hombre con la naturaleza y las de los hombres entre sí. Se
pretende lograr que la población mundial tenga conciencia del medio ambiente y
que cuente con los conocimientos, actitudes, motivaciones y deseos necesarios
para trabajar individual y colectivamente en la búsqueda de soluciones a los
problemas actuales, para reorientar sus valores y para la transformación
contundente de la realidad.
Creaciones Orgánicas es un servicio para la comunidad, en el que se informa y se educa a través de
videos, imágenes, y textos que brindan una visión más clara de lo que está
sucediendo en materia ambiental en el planeta.
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