miércoles, 26 de febrero de 2014

Las alergias: un berrinche inmunológico

Por: Dr. Gabriel Óscar Bertona
“El Síntoma y su Función”, Diciembre de 2011

¿A qué se deben las alergias?

Refieren los especialistas que hay diversas razones que favorecen el aumento de las enfermedades alérgicas en nuestra época, primero la mayor urbanización y contaminación ambiental, cambios en la polinización (por el calentamiento global), el mayor número de cesáreas y la colonización (por flora bacteriana normal) que condiciona la respuesta inmunológica (que depende del paso por el canal de parto), la ausencia o reducida lactancia materna (idealmente exclusiva hasta los 6 meses hasta el año y medio), también afectando la cantidad de anticuerpos, y/o la ablactación temprana (el paso de la alimentación basada en leche por alimentos sólidos) antes de los 6 meses, al aumentar el paso de alergenos (sustancias que producen la respuesta exagerada del sistema inmunológico) a la célula digestiva (enterocito) inmadura. 

Todo esto nos tendría que poner a reflexionar sobre nuestra sociedad, y lo que construimos día con día, y la importancia de la consciencia desde la concepción  y en cada etapa de este primer año de vida, tan importante para la maduración del sistema inmunológico.

Como todas las enfermedades, la alergia refleja un aspecto de la personalidad, de la actitud frente a la vida, que no queremos reconocer, que negamos de nosotros mismos, y que nos enferma, nos limita, impide nuestra libertad y manifestación creativa en la vida. Refleja diferentes grados de intolerancia, escándalo, berrinche inmunológico y psicológico,  irritabilidad, perfeccionismo, soberbia, negación de los propios errores, y como en otros casos, a mayor intensidad de la resistencia al cambio, mayor intensidad del síntoma.

¿Qué sana las alergias?

Si el problema consiste en cosas que percibo como terribles, que me enervan, que no tolero, impensables, en mí o en los demás, y con el paso del tiempo me convierto en intolerante y soberbio, entonces y por sentido común, el botiquín antialegrias tiene que contener aceptación, abrirme, permitir, tolerar, respetar la diversidad, advertir los aportes de todos a la unidad, humildad, compasión, ablandarme, permiso para equivocarnos, advertid los errores como posibilidades evolutivas sagradas, dejar de competir o percibirme superior a los demás, dejar de pretender "mejorar" al mundo y ocuparme de mejorarme a mí mismo, salirme de la soledad de "mi verdad" y abrirme a la diversidad de las verdades particulares, etc.

No nos resignemos a “ser alérgicos”, ya que esto puede estar lleno de estigmas y lápidas. La alergia es una actitud y como toda actitud es susceptible a cambios y procesos de transformación tan profundos como nos animemos y siempre en la medida de nuestro compromiso.

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