Por: Dr. Gabriel Óscar Bertona
“El Síntoma y su Función”, Diciembre de 2011
¿A qué se deben las alergias?
Refieren los especialistas
que hay diversas razones que favorecen el aumento de las enfermedades alérgicas
en nuestra época, primero la mayor urbanización y contaminación ambiental,
cambios en la polinización (por el calentamiento global), el mayor número de
cesáreas y la colonización (por flora bacteriana normal) que condiciona
la respuesta inmunológica (que depende del paso por el canal de parto), la
ausencia o reducida lactancia materna (idealmente exclusiva hasta los 6 meses
hasta el año y medio), también afectando la cantidad de anticuerpos, y/o la
ablactación temprana (el paso de la alimentación basada en leche por alimentos
sólidos) antes de los 6 meses, al aumentar el paso de alergenos (sustancias que
producen la respuesta exagerada del sistema inmunológico) a la célula digestiva
(enterocito) inmadura.
Todo esto nos tendría que poner a reflexionar sobre
nuestra sociedad, y lo que construimos día con día, y la importancia de la
consciencia desde la concepción y en cada etapa de este primer año de
vida, tan importante para la maduración del sistema inmunológico.
Como todas las enfermedades, la alergia refleja un aspecto de la personalidad,
de la actitud frente a la vida, que no queremos reconocer, que negamos de
nosotros mismos, y que nos enferma, nos limita, impide nuestra libertad y
manifestación creativa en la vida. Refleja diferentes grados de intolerancia,
escándalo, berrinche inmunológico y psicológico, irritabilidad,
perfeccionismo, soberbia, negación de los propios errores, y como en otros
casos, a mayor intensidad de la resistencia al cambio, mayor intensidad del
síntoma.
¿Qué sana las alergias?
Si el problema consiste en cosas que percibo como terribles, que me enervan, que no tolero, impensables, en mí o en los demás, y con el paso del tiempo me convierto en intolerante y soberbio, entonces y por sentido común, el botiquín antialegrias tiene que contener aceptación, abrirme, permitir, tolerar, respetar la diversidad, advertir los aportes de todos a la unidad, humildad, compasión, ablandarme, permiso para equivocarnos, advertid los errores como posibilidades evolutivas sagradas, dejar de competir o percibirme superior a los demás, dejar de pretender "mejorar" al mundo y ocuparme de mejorarme a mí mismo, salirme de la soledad de "mi verdad" y abrirme a la diversidad de las verdades particulares, etc.
No nos resignemos a “ser
alérgicos”, ya que esto puede estar lleno de estigmas y lápidas. La alergia es
una actitud y como toda actitud es susceptible a cambios y procesos de
transformación tan profundos como nos animemos y siempre en la medida de
nuestro compromiso.